UNA REFLEXIÓN SOBRE EL CONCEPTO DE GESTALT Y LA RELACIÓN FONDO-FIGURA.



Perls “importó” fundamentalmente dos conceptos de la psicología de la Gestalt: la gestalt incompleta y la relación figura-fondo.  La palabra alemana Gestalt se traduce como configuración o forma, en ocasiones también como totalidad, de donde rápidamente deducimos que el concepto de Gestalt incompleta se refiera a una configuración o forma incompleta. Por lo tanto, la Gestalt incompleta, en el mundo del psiquismo, define una forma, una configuración incompleta, lo que nos lleva a reflexionarlo esta forma como conductas o actitudes inadecuadas. La configuración de una Gestalt incompleta puede considerarse desde dos puntos de vista, y sobre ello ahora nos dedicaremos a reflexionar un poco.
 
Una Gestalt incompleta se refleja esencialmente en las conductas que define, ya sean por evitación, ya por insistencia (la compulsión a la repetición propuesta por Freud). En el ejemplo que vimos anteriormente la conducta evitativa de no preguntar al vendedor sería un ejemplo de conducta por evitación en la cual la Gestalt (la forma, la configuración) se intenta resolver evitando la conducta fuente de angustia o de miedo y substituyéndola por otras conductas alternativas que puedan permitir alcanzar el fin o, incluso, prescindiendo del fin en sí mismo para suprimir su necesidad o deseo. Las conductas por insistencia se caracterizarían, por lo contrario, es decir, intentar completar la Gestalt de una manera inadecuada insistiendo generalmente en completarla con conductas o actitudes que justamente no permiten hacerlo. Una Gestalt se completa por aprender a conocer aquello que la completa, no por insistir en aquello que nos gustaría que la completase (tendencia más propia del narcisismo).

1. Sobre la relación figura-fondo.

¿Por qué una Gestalt se mantiene incompleta o, como también decía Perls, una situación inconclusa? Para ello nos apoyaremos en la relación figura-fondo que, en términos psíquicos podemos considerar una metáfora de la relación consciente – inconsciente, y que se relaciona con el darse cuenta de lo que antes era borroso – fondo – bajo algo que se mantiene como preciso – la figura -. Recordemos en ese sentido algunos de los grabados de M. C. Escher – ver a la izquierda - , en los cuales, y según focalicemos la mirada observamos una imagen – la figura - que envuelve y determina otra que se mantiene al fondo, en este caso ángeles y demonios. Obviamente podemos ver en la relación fondo – figura la estructura del darse cuenta en función de la relación conciencia – inconsciencia, y así podemos hablar de un darse cuenta perturbado cuando las figuras que configuran la conciencia se levantan sobre un fondo rígido que sesga nuestra percepción propia, así como nuestra relación con el entorno. Dice Francisco Peñarrubia:

Podemos ver entonces la diferencia de un fondo-contexto, sin demasiada entidad pero enormemente fértil porque provee de innumerables figuras que en su momento pueden ponerse en relieve, en primer plano, y un fondo rígido formado por gestalts incompletas que sólo permite surgir la misma figura, obsesivamente reproducida en mil variantes. 

Este segundo concepto de gestalt incompleta es uno de los más utilizados por Perls en su trabajo: sistemáticamente alude a los asuntos inconclusos como otra versión operativa de lo que en psicoanálisis se entiende como compulsión a la repetición. (La negrita es mía) [1]

Por lo tanto, la conclusión de una situación o el cierre de una gestalt implicará la incorporación de algún elemento del fondo sobre la figura que optimizará la conducta o la actitud. Así, en nuestro ejemplo, la incorporación de la posibilidad de preguntar a un vendedor optimiza sin duda la conducta que se requiere para encontrar un libro. Obviamente, el proceso de incorporación no es tan fácil como simplemente darse cuenta, sino que ese darse cuenta para incorporar ese fondo rígido requiere trabajar con los factores que determinan que un fondo sea rígido. Una vez más, en nuestro ejemplo, podríamos hallar en nuestro protagonista que la razón para no preguntar a un vendedor se fundamenta en la vergüenza y que esa vergüenza se sustenta en miedos (por extraño que nos parezca) a posibles reacciones que ese vendedor pudiera tener con él (actitudes de menosprecio, de inadecuación, etc.). Y llegados aquí, eso ya nos pone en el punto de reflexionar sobre el origen de estas gestalts inacabadas, sobre por qué se definen fondos rígidos que determinan a su vez figuras forzadas. Serge Ginger nos dice:

El trabajo sobre las gestalts inacabadas es un ejemplo típico de la atención que presta la terapia Gestalt a las huellas del pasado que se convierten en parásitos en el presente: no se trata de “deshacerse” por arte de magia de una carga interna embarazosa a través de una puesta en acción de tipo psicodramático, sino más bien de integrar este elemento pesado en un conjunto significativo, como si constituyera una de las polaridades de la existencia del cliente. Algunos gestaltistas consideran la transferencia como una “Gestalt inacabada”: figuras parentales del pasado que se interponen en una relación actual, cuya autenticidad queda enturbiada. [2]

Más adelante ya nos referiremos a estas huellas del pasado para comprender la generación de las gestalts incompletas. Ahora más bien quisiera centrarme en una reflexión sobre la Gestalt que me parece sumamente interesante y que hace referencia a su dimensión de orden más existencial.

2. Sobre la dimensión existencial de la Gestalt.

En el libro Un mago de Terramar, su autora, Ursula K. Leguin nos dice en un momento de la aventura

... a medida que un hombre adquiere más poder y sabiduría, se le estrecha el camino, hasta que al fin no elige, y hace pura y simplemente lo que tiene que hacer... [3]

Ese hacer pura y simplemente lo que tiene que hacer sería esa consideración de la existencia como una gestalt completa, en el sentido de que el hombre de sabiduría no se interrumpe neuróticamente y, en consecuencia, se gestiona con el mundo externo: hace lo que tiene que hacer. Y, por lo tanto, en la medida en que somos capaces de desarrollar nuestra vida y hacemos lo que tenemos que hacer, esa vida va tomando forma, una forma existencial por la que, progresivamente, nos sentimos más satisfechos con ella. Para mí, una de las descripciones más realistas e impactantes en ese aspecto gestáltico de la existencia proviene de C. G. Jung, quién en su libro de memorias – escrito en colaboración con Aniella Jaffé – nos dice, ya hacia al final de su vida, y en relación con ella:

Estoy contento de que mi vida haya transcurrido así. Fue una vida rica y me ha aportado muchas cosas. ¿Cómo hubiera podido esperar tanto? Fueron cosas puramente inesperadas las que sucedieron. Mucho hubiera podido quizás ser de otro modo, si yo mismo hubiera sido otro. Pero fue como debía ser; pues es por ello que soy como soy. Mucho ha surgido intencionadamente y no siempre resultó ventajoso para mí. Sin embargo, la mayoría de las cosas se han desarrollado naturalmente y por la intervención del destino. Me arrepiento de muchas tonterías que han sido causadas por mi obstinación, pero sino hubiera sido por ellas no hubiera alcanzado mi objetivo. Así pues, estoy desilusionado y no estoy desilusionado. Estoy desilusionado de los hombres y de mí mismo. He aprendido cosas maravillosas de los hombres y yo mismo he logrado realizar más de lo que me esperaba. No puedo formarme un juicio definitivo porque el fenómeno de la vida y el fenómeno del hombre son demasiado grandes. Cuanto más avanzaba en edad menos me comprendía, o me reconocía o sabía de mí.

De mí estoy asombrado, desilusionado, contento. Estoy triste, abatido, entusiasmado. Yo soy todo esto también y no puedo sacar la suma. No estoy en condiciones de comprobar un valor o una imperfección definitivos, no tengo juicio alguno sobre mi vida ni sobre mí. De nada estoy seguro del todo. No tengo convicción alguna definitiva, propiamente de nada. Sólo sé que nací y existo y me da la sensación de que soy llevado. Existo sobre la base de algo que no conozco. Pese a toda la inseguridad, siento una solidez en lo existente y una continuidad en mi ser. [4]

Contemplado desde esa perspectiva de completitud – que incluye la incompletitud -, de formación – que incluye lo no formado -, la definición de Gestalt incompleta deviene para un terapeuta gestáltico la dificultad de un ser humano para realizar su existencia, entendida esa existencia como aquella que surge del desarrollo de la propia experiencia. En ese caso la existencia es más pobre, más incompleta, en tanto en cuanto un ser humano está más bloqueado para experienciarla, una pobreza relacionada con la dificultad para ganar experiencia. En consecuencia, tanto más completa cuando esta vida se “llena” de experiencia, o en las siempre lúcidas palabras del poeta:

                                                Pide que tu camino sea largo.                                          

                                                Que numerosas sean las mañanas de verano,

                                                En que con placer, arribes a bahías nunca vistas.

                                                …

                                                Ten siempre a Itaca en la memoria.

                                                Llegar allí es tu meta.

                                                Más no apresures el viaje.

                                                Mejor que se extienda largos años;

                                                y en tu vejez arribes a la isla

                                                con cuanto hayas ganado en el camino,

                                                sin esperar que Itaca te enriquezca.

 

                                                Itaca te regaló un hermoso viaje.

                                                Sin ella el camino no hubieras emprendido.

                                                Más ninguna otra cosa puede darte.

 

                                                Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.

                                                Rico en saber y vida, como has vuelto,

                                                comprendes ya que significan las Itacas. [5]
                                                
Los últimos versos de Kavafis participan de los de Marchado, precisando que la vida no es la meta sino el camino:

                                                Caminante, son tus huellas                                          

                                                El camino, y nada más;

                                                Caminante, no hay camino,

                                                Se hace camino al andar.

                                                Al andar se hace camino,

                                                Y al volver la vista atrás

                                                Se ve la senda que nunca

                                                Se ha de volver a pisar. [6]


Hay, en el sentido que aquí mostramos, un claro paralelismo entre la idea de Gestalt como tendencia a realizar la propia existencia con el principio de individuación de Jung, quién lo define como:

El proceso de formación y particularización de los seres individuales y, en especial, el desarrollo del individuo psicológico como ser distinto de lo general, distinto de la psicología colectiva. La individuación es, por tanto, un proceso de diferenciación cuya meta es el desarrollo de la personalidad individual. La necesidad de individuación es una necesidad natural, en cuanto que impedir la individuación mediante normas inspiradas preponderantemente o casi exclusivamente en criterios colectivos significa perjudicar la actividad vital individual. [7]

Lo cual no es a costa de la colectividad, sino que el proceso de individuación conlleva a relaciones más amplias e intensas:

El proceso de individuación tiene dos aspectos principales: por una parte es un proceso interno o subjetivo de integración; por otra es un proceso objetivo de relación  igualmente imprescindible. Lo uno no puede ser sin lo otro, aunque el primer plano lo ocupe ora lo una, ora lo otro. [8]

Veamos, por tanto, que hay una relación entre la gestalt conductual y la gestalt existencial, en tanto en cuanto la capacidad para ganar experiencia se relaciona con la primera, mientras que la segunda se relaciona con la dimensión de la propia vida relacionada con el ganar experiencia: como se hace, que forma obtiene la vida cuando esta se completa con más experiencia. En este sentido podemos considerar la vida como una Gestalt abierta que se configura constantemente con la experiencia.

Veamos, por tanto, que hay una relación entre la gestalt conductual y la gestalt existencial, en tanto en cuanto la capacidad para ganar experiencia se relaciona con la primera, mientras que la segunda se relaciona con la dimensión de la propia vida relacionada con el ganar experiencia: como se hace, que forma obtiene la vida cuando esta se completa con más experiencia. En este sentido podemos considerar la vida como una Gestalt abierta que se configura constantemente con la experiencia.

2.1. Sobre la Gestalt incompleta existencial y las huellas del pasado.

Ahora podemos seguir reflexionando sobre la relación de la gestalt incompleta con las huellas del pasado que nos indicó Ginger. En 1935 Freud escribió un interesante artículo titulado "Construcciones en psicoanálisis" en el que ofrecía unas interesantes reflexiones sobre la labor del psicoanálisis para reconstruir escenas del pasado que están olvidadas:

Todos sabemos que la persona que está siendo psicoanalizada ha de ser inducida a recordar algo que ha sido experimentada por ella y reprimido, y los determinantes dinámicos de este proceso son tan interesantes que la otra parte del trabajo, la tarea realizada por el psicoanalista es rechazada a un segundo término. El analista ni ha experimentado ni ha reprimido nada del material que se considera; su tarea no ha de ser recordar algo. ¿Cuál es entonces su tarea? Su tarea es hacer surgir lo que ha sido olvidado a partir de las huellas que ha dejado tras de sí, o más correctamente, construirlo. [9]

Años más tarde Lacan, en su Seminario I (Los escritos técnicos de Freud), aportará a este construccionismo de Freud una reflexión de sumo interés en la que nos indica que el trabajo del psicoanálisis no acaba simplemente en un ejercicio de rememoración, de reconstrucción:

Lacan se apoya en esto para subrayar que el análisis así concebido no consiste en acordarse, en "rememorar", sino que es más bien una reescritura de lo que fue. Desde esta perspectiva, el centro de gravedad del sujeto sería esa síntesis presente del pasado llamada historia. [10]

Lacan pone especial énfasis en la importancia de la dimensión estructural de ese pasado y de sus implicaciones en el presente del paciente, unas implicaciones que sólo podemos determinar a partir de la comprensión de esas vivencias y de la inscripción que sufrió en ella el niño o la niña:

En la concepción misma de Freud, arribamos a la idea de que se trata de la lectura, de la traducción calificada, experimentada, del criptograma que representa lo que el sujeto posee actualmente en su conciencia [...] No solamente de él mismo - de él mismo y de todo, es decir, del conjunto de su sistema. [11]

La idea fundamental de Lacan, la aportación fundamental sobre la idea de construcción del pasado de Freud  es que esta, en sí misma,  no es suficiente: 

la restitución de la integridad del sujeto se presenta como una restauración del pasado. Sin embargo, el acento cae cada vez más sobre la faceta de reconstrucción que sobre la faceta de reviviscencia en el sentido que suele llamarse afectivo. En los textos de Freud encontramos la indicación formal de que lo exactamente vivido - que el sujeto recuerde algo como siendo verdaderamente suyo, como habiendo sido verdaderamente vivido, que comunica con él, que él adopta - no es lo esencial. Lo esencial es la reconstrucción [...] Nunca abandonó algo que sólo puede formularse en la forma que acabo de hacerlo - reescribir la historia -. [12]

3. Reflexiones finales.

Lo dicho acerca de la construcción y reconstrucción de la historia pasada, ese reescribir la historia de Lacan, coincide con nuestro concepto gestáltico de "gestalt incompleta", si bien extendido éste a una concepción que llamo gestalt incompleta existencial, y que es una extensión del concepto gestalt incompleta a una dimensión estructural inscrita en el sistema familiar y en la que hay que buscar la dificultad de un ser humano para realizar su existencia, entendida esa existencia como aquella que surge del desarrollo de la propia experiencia vital. Como decíamos antes la existencia de un ser humano es más pobre, más incompleta,  en tanto en cuanto está más bloqueado para experienciarla (entendiendo la función de experienciar como la función que es asociada a la capacidad de aprender de la experiencia y transformarla en fuente de comprensión y crecimiento). Reescribir la historia, en el sentido que propone Lacan, es lo que hacemos en gestalt cuando hablamos de actualizar el pasado en el presente. El sentido de esa actualización no es el simple recuerdo de hechos y de las experiencias emocionales y catárticas asociadas, sino la de llevarnos a un profunda comprensión de como hemos estado inscritos en esas estructuras familiares y las consecuencias que han tenido por su anclaje posterior en nuestra psique (los parásitos del pasado a los que hacía referencia Ginger), en ese empobrecimiento para experienciar nuestra propia vida, para transformarla en objeto de aprendizaje y crecimiento. El sentido profundo de la actualización en la gestalt es la reescritura de la inscripción deficiente que sufrimos en este sistema familiar con el objetivo de devolvernos progresivamente nuestra capacidad para experienciar nuestra propia vida, función determinante para llevarla hacia la libertad que nos permite su realización.




[1] Peñarrubia, Francisco. Terapia gestalt. La vía del vacío fértil. Alianza Editorial, págs. 32 y 33.

[2] Ginger, Serge. Gestalt, el arte de contacto. RBA libros. Integral, pág. 174-175

[3] Le Guin, Ursula K. Un mago de Terramar (Libro I de Los Libros de Terramar). Minotauro.

[4] Jung, C. G. Recuerdos, sueños, pensamientos. Biblioteca breve. Seix Barral.

[5] Kavafis, Constantino. Poesías Completas. Traducción de José María Alvarez. Poesía Hiperion.

[6] Machado, Antonio. Campos de Castilla – CXXXVI – Proverbios y cantares.

[7] Jung, C. G. Tipos psicológicos. Definiciones. Edhasa.  Par. 854

[8] Jung, C. G. Psicología de la transferencia. Obras completas Vol. 16. Editorial Trotta. Par. 448

[9] Freud, Sigmund. Construcciones en psicoanálisis (1935). Biblioteca Nueva, OC3, pág.3366

[10] Safouan, Moustapha. Lacaniana I (Los seminarios de Jacques Lacan 1953-1963). Paidós psicología, pág. 18

[11] Lacan, Jacques. Seminario I, Los escritos técnicos de Freud). Paidós, pág. 28

[12] Ídem anterior, págs. 28 y 29




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