1. La regulación organísmica en la psicoterapia gestalt.
Pretendo con esta reflexión hacer un desarrollo sobre un concepto clave ligado a la psicoterapia Gestalt como es la autorregulación organísmica, concepto que proveniente del mundo de la biología, donde es conocida como homeostasis o retroalimentación (en inglés feedback), fue tomada por Perls para definir tanto la neurosis como la sanidad.
La definición biológica de la homeostasis se entiende como la capacidad del organismo vivo para mantener unas ciertas condiciones internas estables mediante la interacción que este organismo mantiene con su entorno exterior o medio ambiente. Ejemplos fisiológicos de este tipo de regulación son la regulación de la temperatura, el equilibrio acido-base de la sangre, la regulación del equilibrio hídrico, de los niveles de azúcar en sangre, etc. La vinculación del concepto de regulación u homeostasis con la psicología fue introducida por el fisiólogo norteamericano W. B. Cannon en 1932, quien ya destacó que los organismos vivos (ser humano incluido) pueden definirse como la búsqueda constante del equilibrio entre sus necesidades y su satisfacción. Perls lo definió, introduciendo así el concepto de autorregulación, y como una de las premisas fundamentales de la psicoterapia Gestalt, diciéndolo de la siguiente manera:
El proceso homeostático es el proceso mediante el cual el organismo mantiene su equilibrio, y por lo tanto su salud, en medio de condiciones que varían. Por ende, homeostasis es el proceso mediante el cual el organismo satisface sus necesidades. Dado que sus necesidades son muchas y cada necesidad altera el equilibrio, el proceso homeostático transcurre todo el tiempo. [1]
Tras insistir en los mecanismos fisiológicos, Perls indica la importancia de la autorregulación, como él llama a la homeostasis, en procesos que no son necesariamente de vida o muerte, para finalmente poner el énfasis en otro tipo de necesidades que incluyen las psicológicas:
El organismo también tiene necesidades de contacto al igual que necesidades psicológicas. Éstas se experimentan cada vez que el equilibrio psicológico se perturba, al igual que las necesidades fisiológicas se sienten toda vez que el equilibrio fisiológico se ve perturbado. Estas necesidades psicológicas son lo que podríamos llamar la contrapartida psicológica del proceso homeostático. Quiero así dejar bien establecido que los procesos psicológicos no pueden divorciarse de los fisiológicos; cada uno contiene elementos del otro. Aquellas necesidades que son de naturaleza primordialmente psicológica y los mecanismos homeostáticos o adaptativos que las regulan, constituyen parte de la materia de la psicología.[2]
Desde esta premisa fundamental en la que el organismo o el individuo interacciona con su entorno o ambiente, Perls deriva su idea de salud:
Para que el individuo satisfaga sus necesidades, para crear o completar la Gestalt, para pasar a otro asunto, tiene que ser capaz de sentir lo que necesita y debe saber cómo manejarse a sí mismo y su ambiente, ya que incluso las necesidades puramente fisiológicas pueden ser satisfechas sólo mediante la interacción del organismo y del ambiente. [3]
Lo cual, formulado así, le permitió también definir una primera aproximación del concepto de neurosis, y en la que ésta es contemplada como un comportamiento congelado:
Lo que nos concierne a nosotros como psicólogos y psicoterapeutas en este campo en perpetuo cambio son las constelaciones siempre cambiantes de un individuo siempre cambiante. Porque si ha de sobrevivir, tiene que cambiar constantemente. Cuando el individuo se vuelve incapaz de alterar sus técnicas de manipulación e interacción, surge la neurosis. Cuando el individuo está congelado en su modo caduco de actuar, está aún en peores condiciones para enfrentar cualquiera de sus necesidades de supervivencia, incluyendo las sociales. [4]
En términos de homeostasis Perls lo define de manera brillante cuando dice:
El neurótico es el hombre sobre el cual la sociedad actúa con demasiada fuerza. Su neurosis es una estrategia defensiva para protegerse de la amenaza de ser aplastado por un mundo avasallador. La neurosis es su técnica más efectiva para mantener su balance y su sentido de autorregulación en una situación en la cual siente que la suerte no le favorece.[5]
Este punto me parece muy importante pues define la neurosis como una estrategia, es decir, como el mecanismo de autorregulación que un ser humano utiliza para mantenerse en equilibrio ante un entorno amenazante. La cuestión, no obstante, es en qué medida esta valoración de entorno es verdaderamente amenazante y sobre qué actúa esta amenaza en el individuo. Recurriremos a un ejemplo para comprenderlo mejor.
Pareciera que el hombre nació con un sentido de equilibrio social y psicológico tan agudo como su sentido de equilibrio físico. Cada movimiento que realiza en el plano psicológico o social es un movimiento dirigido a encontrar ese equilibrio, a establecer el balance entre sus necesidades personales y las exigencias de su sociedad. Sus dificultades no surgen de su deseo de rechazar tal equilibrio, sino de movimientos mal dirigidos a hallarlo y mantenerlo. [6]
El punto crítico en cualquier desarrollo, tanto colectivo como individual, es la habilidad para diferenciar entre lo que es la autoactualización y la actualización de un concepto. Las expectativas son producto de nuestra fantasía. Mientras mayor es la discrepancia existente entre lo que uno puede ser a través de su potencial innato y los conceptos ideales, superimpuestos, mayor es la tensión y la probabilidad de fracaso. Les doy un ejemplo ridículamente exagerado. Un elefante quiere ser un rosal; un rosal quiere ser un elefante. Hasta que cada uno se resigne a ser lo que es, ambos vivirán infelizmente por su inferioridad. El individuo autoactualizante espera lo posible. El que quiere actualizar un concepto espera lo imposible. [7]
El ser humano solo llega a la realización completa de sí mismo, de su self, a través de la invalidez; es decir, lo completo se obtiene a través de lo incompleto. El proceso debe ser delineado, percibido y experimentado. Pero admitámoslo, es difícil sostener la imagen de lo completo y la completud y, al mismo tiempo, aceptar la invalidez. Uno u otro, inevitablemente, serán enfatizados. Durante la Edad Media y hasta la Reforma, lo grotesco y lo deforme en la humanidad reinó. Hoy hemos sucumbido ante el culto de lo completo, saludable y redondeado, a la perfección estilo mandala. [9]
El trabajo sobre las Gestalts inacabadas es un ejemplo típico de la atención que presta la terapia Gestalt a las huellas del pasado que se convierten en parásitos para el presente: no se trata de “deshacerse” por arte de magia de una carga interna embarazosa a través de una puesta en acción psicodramática, sino más bien de integrar este elemento pesado de la vida en un conjunto significativo, como si constituyera una de las polaridades de la existencia del cliente. [10]
[1] Perls, Fritz. El enfoque gestáltico. Editorial Cuatro Vientos, pág. 20
[2] Ver nota 10, pág. 22
[3] Ver nota 10, pág. 24
[4] Ver nota 10, pág. 42
[5] Ver nota 10, pág. 38
[6] Ver nota 10, págs. 38 y 39
[7] Perls, F. Terapia gestalt y potencialidades humanas en Esto es gestalt. Varios autores, Ed. Cuatro Vientos, pág, 13
[8] Arnold R. Bleisser. La teoría paradójica del cambio: acepta ser como eres
[9] Guggenbhül-Craig, Adolf. El alma vacía y el erotismo insustancial. Fata Moraga, pág. 30
[10] Ginger, Serge. Gestalt, el arte del contacto, RBA editores, pág.
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© Jaume Cardona Costa, 2022
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